la vaca de muchos colores: MUESTRA AMBULANTE 4

OCUPAR LA CALLE, LAS VEREDAS, LOS ANDENES...

EL BARRIO: APROPIARSE DEL PAISAJE

Llevar el arte al barrio es recordarle su carácter cotidiano. El arte no es un oficio excepcional sino una práctica diaria que solemos interrumpir para ir al almacén de la esquina o a la panadería, todos aquellos lugares que suelen ser también su secreto mejor guardado, el insumo diario para ponerse a inventar. Pero el barrio no suele ser un lugar feliz. Es el lugar propicio para el chusmerío y, lo que es peor, para practicar la delación. Cuando los vecinos están asustados, apuntan sin preguntar. Los barrios se fueron enjaulando, amurallando. El temor cunde. Ya nadie juega en la vereda. Solo los más viejos sacan la silla a la vereda y compartir el mate. Todo el mundo anda apurado. Nadie vive al barrio. El barrio es un dormitorio gigante. Con la Muestra ambulante queremos irrumpir ese costado que define también al barrio. Recordarnos que estamos vivos. Que la risa todavía es posible. No hablamos de tomar el barrio sino de asediarlo. No se trata de hacer paracaidismo sino de habitarlo. Moverse desde su cotidiano contradictorio, a veces para celebrarlo, otras para despistarlo o interrogarlo, otras para lanzarle “un cross a la mandíbula”, como le gustaba decir a Roberto Arlt. No se trata de decirle lo que tiene ganas de escuchar, para eso está la televisión. Para eso tienen la publicidad política domiciliaria que llega a nuestras casas por debajo de la puerta, que dice lo que queremos oír. Llamar la atención sobre los lugares comunes que desapercibimos

LA CALLE

La calle es un espacio de circulación, es decir un espacio para evitar al otro que miramos a través del parabrisas del coche o por el agujerito de la puerta de nuestra casa. La calle, suele decirse, es un lugar peligroso, donde hay que andar muñido de prejuicios para evitar ser sorprendidos por cualquier transeúnte. La calle no se vive, se vigila. La calle es aquello que vemos pasar mientras conducimos a toda velocidad. O sea, la calle son los obstáculos que hay que sortear si no queremos tener dolores de cabeza con la compañía de seguros. La música de la calle son las bocinas de los que no tienen que perder tiempo. Porque la calle se vive a toda velocidad, hay que conducirla rápidamente. La calle es aquello que sucede tras la ventana. Miramos por la ventana como miramos el televisor. Cuando miramos por la ventana somos mirados por la televisión que nos asusta. La casa es nuestro bunker privado, un lugar protegido con perros, rejas, alarmas. Una casa enmurallada. ¡Los vecinos están alertas!, atentos a las personas sospechosas. ¿Qué significa “sospechoso”? ¿Alguien raro? Qué es ser raro? ¿Ser joven, pobre, o las dos cosas? Reírse o andar cantando por la calle ¿nos convierte en sujetos raros, en sospechosos? Deambular sin rumbo por la ciudad ¿es un acto peligroso? Con la muestra ambulante intentamos habitar la calle, ganar la calle, recuperar la calle como espacio de encuentro.
AQUÍ ALGUNAS DE LAS TANTAS INTERVENCIONES...